viernes, 20 de enero de 2012

FRANK LLOYD


Jhonson Wax Administartive Building es uno de los muchísimos edificios de Frank Lloyd Wright. Bueno, vayamos por partes. 
Frank Lloyd Wright fue un arquitecto estadounidense nacido el 8 de Junio de 1867. Hasta ahora sólo había hecho opiniones sobre arquitectos de la segunda mitad del siglo XX (menos Oscar Niemeyer). Éste hombre, Frank, es conocido en el mundillo de la arquitectura por ser uno de los padres de la arquitectura orgánica y funcional. A mi lo de orgánica sí me gusta pero lo de funcional, no sé, si no hay más remedio...
Como en mis anteriores trabajos, no conocía a la persona pero si alguna de sus obras. Es más, todos conocemos al menos una de sus obras, aunque no seamos capaces de imaginar ya que tiene un aspecto modernísimo, pero se edificó en 1935. Pero bueno, eso será luego. Ahora voy a hablar sobre el Johnson Wax. 


Voy a ser claro, no me ha gustado. Aquí pienso que el funcionalismo está elevado a una gran potencia. Es cierto que es una oficina, y que éstas no tienen porqué ser artísticas o bellas, pero no me gustaría para nada trabajar allí.
Dibujo del JOHNSON WAX ADMINISTRATIVE BUILDING
Lo primero que no me gusta es su accesibilidad. Sólo hay una entrada a lo largo de todo el perímetro del edificio, y ésta es para coches. Frank pensaba que el automóvil debía ser fundamental en una sociedad moderna y aunque no se equivocaba, es excesivo enladrillar todo el edificio. Por supuesto se puede entrar a pie al edificio, pero por un garaje. El edificio no es pequeño, por lo que si llegas a trabajar andando justo por el ala opuesta a la entrada, quemas unas calorías extra. El revestimiento es de un ladrillo normal, pero que al ser uniforme alrededor de todo el edificio, cansa.
Como he mencionado antes es un edificio muy funcional, pero también he dicho que a Frank le gustaban los edificios orgánicos. En éste edificio se demuestra precisamente eso: en la iluminación. Pese a que toda la fachada sea de ladrillo, en la parte superior existe una "banda" de ventanas traslúcidas, que no transparentes. Éstas dejan pasar la luz, aunque no se ve con nitidez lo que hay detrás de la ventana. Principalmente lo diseñó así por dos motivos; 1º: no necesitar luz artificial para iluminar todo el edificio, y 2º: que los trabajadores no se distrajesen. El segundo propósito lo consiguió, pero el primero no pudo. Por mucho que lo desease tuvo que ceder a que se instalase luz eléctrica. 


Y ahora pasemos al interior. Aquí se encuentra la única cosa que me gusta de éste edificio. Y por supuesto es lo que más llama la atención: las columnas. Es ilógico que una columna sea más ancha por la parte más alta que por la base. Cuando él presentó su idea de una columna "invertida" nadie pensó que se iba a sostener en pie. Obviemente se hicieron unas pruebas antes de diseñar el edificio sobre ellas y el resultado no pudo ser más impactante. Aguantaron 10 veces más de lo que el propio Frank pensaba. Éstas columnas en su base tienen 0.7 m2, en la parte más alta tienen 17.3 m2 y miden 6.5 metros de altura. Además no son macizas, tienen un forjado que permite que sean mucho menos pesadas y huecas. Ésto es perfecto para ocultar cables, por ejemplo. Además, ésto crea un gran espacio libre de paredes lo que permite una iluminación de todo el edificio. También como las columnas son circulares, en el techo se crean espacios "libres" desde donde entra la luz, que es algo que me gusta mucho. Pero la sensación que despierta en mí éste edificio es de ligereza. Me da la sensación de que es un edificio muy muy ligero. Supongo que es por el gran espacio, por su ínfimas columnas o por la luz, y eso crea una impresión de que no es un edificio pesado.


Pero a mí no me acaba de convencer. Absolutamente todo está diseñado por él. Y cuando digo todo es todo, incluido el mobiliario. No me agradan para nada los colores, y aunque es un espacio muy amplio, a nivel de suelo está muy sobrecargado para mi gusto. Me crea la impresión de que a la hora de trabajar es un poco agobiante. En éste edificio trabajan más de 500 personas. 


Como ya he dicho antes no me gusta éste edificio, pero también hay que decir que me gusta la idea que tuvo el bueno de Frank al convertirlo en un fortín. El emplazamiento no es el mejor. Es una zona bastante industrial, por lo que no creo que sea muy agradable ver desde tu silla una fábrica gris y contaminante. Pero no es a mí a quien tiene que gustarle, sino a los trabajadores. No hay que olvidar que lo que Frank Lloyd quiere es que el edificio sea funcional, y en éste caso lo ha conseguido. En los primeros años después de su construcción los trabajadores aumentaron su rendimiento a favor de la empresa en un 25%. A parte creo que a Frank Lloyd no deberíamos relacionarlo con casas feas o aburridas, porque una de las casas más bonitas que yo he visto jamás la diseñó él. Y seguro que no soy el único al que le gustaría vivir en ella. Mírala.







                                                     
                                                                                   



1 comentario:

  1. Muy bien, auque algunas de tus críticas no las comparto.

    El trabajo es mu bueno y personal. Tienes un 10

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