domingo, 29 de enero de 2012

MUSEO JUDÍO DE BERLÍN.

                                                
                             

El museo judío de Berlín es obra del arquitecto estadounidense(de origen polaco) Daniel Libeskind. Fue construido en el año 1999. A mí simplemente me parece una maravilla de la arquitectura. Creo que tenemos una idea de la arquitectura que no se corresponde a su filosofía. Cuando pensamos en arquitectura nos viene a la cabeza la imagen de una casa bonita, espaciosa, o un gran rascacielos de cientos de metros de altura. Para mí eso también es arquitectura, pero lo podría hacer un ingeniero. Pienso que la arquitectura es más complejo que diseñar una estructura que se mantenga en pie; es... no sé como decirlo...

Me parece que está tan bien que no sé por dónde empezar. Bueno pues empecemos por el exterior.   
Tiene una forma de rayo que sólo se aprecia desde el aire. Su color es de un gris chapa que no llama mucho la atención. Las marcas o trazos de la fachada me parece que es una metáfora perfecta de una cara con cicatrices. Todos sabemos lo que significa una cicatriz y no es nada agradable. Está rodeado de árboles que ocultan bastante el edificio por lo que no creo que te dieses cuenta de que está ahí al no ser que lo estés buscando. 

Nada más entrar desciendes unos cuantos metros bajo la superficie y te encuentras ante tres pasillos. Tres pasillos que simbolizan tres caminos que
tenían en común una gran cantidad de judíos, desgraciadamente.
Uno de ellos termina en una sala oscura, lúgubre. Ésta sala es amplia, alta, espaciosa, pero no creo que te sintieses cómodo. Está completamente cerrada excepto por una pequeña abertura en la parte más alta. Por ahí entra la luz del día. Simboliza la muerte. Es obvio que en ésta sala no escucharías nada, simplemente la respiración de la personas que estuviesen en la sala. Pienso que aunque tuvieses pánico a la oscuridad no sentirías el más mínimo deseo de salir corriendo por el miedo, porque recibirías la sensación que tuvieron muchos judíos antes de ser asesinados, y eso, comparado con tu miedo a la oscuridad, es bastante peor. Incluso con verlo te transmite esa sensación de pavor.





Otro pasillo termina en el exterior. Sales al aire libre pero en otra obra del arquitecto. Se trata de una especie de cuadrado con 49 columnas. Sobre esas columnas hay un jardín flotante que tiene sus raíces en las mismas columnas.
Éste cuadrado está rodeado por un pequeño muro por lo que no se puede salir. Es más, sólo existe una salida, y es la misma que la entrada. Pero el mayor acierto del arquitecto (para mí) es inclinar unos 10 grados todo el conjunto. Ésto crea un desconcierto en el visitante ya que según se mueva por entre las columnas, varía la inclinación. Seguramente no te pierdas, porque es un espacio muy pequeño, pero si puede que haya momentos en los que no sepas por dónde has entrado o por dónde deberías salir. Daniel ha conseguido crear una metáfora perfecta del exilio.


Y por último, el tercer pasillo. Éste es el más largo de todos. Termina en unas escaleras larguísimas. Seguramente a muchos les parezca una tontería
descender unos metros para luego tener que subirlos porque sí. Y no lo pongo en duda, es muy incómodo y puede resultar incluso cansado. Pero eso es precisamente lo que el arquitecto quiere, que te canses, que llegues arriba con la lengua fuera. No es ninguna casualidad que esa escalera esté ahí, está específicamente para eso. Yo me imagino llegando a esa escalera después de recorrer los otros dos pasillos. Llego cansado físicamente pero incluso más mentalmente. No tengo el cuerpo para subir tropecientos escalones. Empiezo a subir de uno en uno los escalones y veo como las personas que vienen conmigo se van quedando atrás debido a que están más cansados, y yo ,que voy por la mitad, tengo la lengua fuera. Pero no me puedo quedar en medio, tengo que llegar hasta arriba. Cuando por fin llego, estoy cansado y me siento aliviado porque ya he terminado. 
Pues eso es una minucia comparado con lo que muchos judíos tuvieron que sufrir para alcanzar la libertad o salvación.


Aunque es un museo, gran parte está vacío. Mucha gente opina que es un derroche tener un edificio tan grande para tenerlo vacío. Pero yo pienso que por muy buenas
que sean las obras que se expongan en éste museo, nunca transmitirán lo que el propio edificio hace.
Y ya para terminar quiero describir una "sala" que yo cuando la vi se me puso la piel de gallina. Es un pasillo muy amplio por la parte superior, por dónde entra la luz del sol. El suelo está formado por caras de metal. Éstas caras reflejan sufrimiento. Cuando andas sobre ellas se escucha el sonido que producen al chocar entre ellas. Es una sensación muy desagradable y pienso que lo que quieres es pasar lo más rápido posible.






Éste edificio es bastante emocional y en mi opinión sería malo o desagradable que salieses contento o no dando gracias de la vida que te ha tocado. Muestra perfectamente el sufrimiento del pueblo judío durante el holocausto. No creo que estuvieses cómodo en ningún momento, pero tampoco creo que tuvieses ganas de salir cuanto antes. Hasta ahora, no he encontrado un edificio que refleje mejor el sentimiento de algo, en éste caso el del Holocausto. Ahora sí puedo explicar que es la arquitectura. La arquitectura lo mismo que una ingeniería, pero la ingeniería no puede darle sentimiento a su obra, mientras que la arquitectura lo hace, y eso, es una gran diferencia.




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